viernes, 17 de agosto de 2012

INTRODUCCION



El amplio proceso que denominamos Renacimiento es el periodo histórico y artístico que se desarrolla durante los siglos XV y XVI, conocido sobre todo por el arte italiano de aquella época, el Quattrocento y el Cinquecento.

Durante el periodo renacentista, se producen una serie cambios fundamentales en la cultura y la sociedad que señalan el paso de la Edad Media a la Edad Moderna, de la vieja cultura teocéntrica medieval a un nuevo orden intelectual profano, centrado en el hombre y la naturaleza, aunque siempre en un ámbito cultural netamente cristiano.

A lo largo de estos años, tiene lugar una profunda renovación cultural en Europa en la que la Antigüedad es la referencia absoluta. Pero esta referencia no lleva implícita una uniformidad en toda Europa, los diferentes centros creadores desarrollan lenguajes particulares, como ocurre en el caso español.

Antes de proseguir, situémonos cronológicamente. Si partimos del origen, Italia, veremos que el Renacimiento comprende tres periodos:
•    Un primer Renacimiento o Quattrocento, que se refiere al arte creado en Italia a lo largo del siglo XV. Muy ligado a Florencia, la Florencia de los Medicis, y al movimiento cultural del humanismo. El Quattrocento no surge de la nada, es heredero directo del arte italiano del siglo XIV (Trecento) una etapa de transición en la que todavía en un contexto medieval, empiezan a desarrollarse valores propios del arte renacentista.
•    El Renacimiento clásico o Cinquecento, cuyas manifestaciones esenciales tienen lugar durante las dos primeras décadas del siglo XVI. Representa la madurez del sistema artístico desarrollado durante el Quattrocento. El centro fundamental de esta etapa es la Roma pontificia, que busca equipararse en términos simbólicos a la antigua Roma imperial, aunque bajo el signo del cristianismo.
•    Y por último, el Manierismo, que va a perdurar hasta finales del siglo XVI, en los que la distorsión formal, la sofisticación de la imagen y el capricho son elementos habituales. Un ejemplo de libertad y creatividad de gran pureza.
Como hemos dicho, en el proceso renacentista Florencia será pionera y protagonista, ello se debe en gran parte al humanismo. El humanismo es la base ideológica del Quattrocento, proponiendo un ideal hacia el que se encaminan los creadores de las diferentes tendencias y distintos centros.

La idea y el concepto de Renacimiento fueron acuñados por los primeros humanistas. La noción de Renacimiento se formuló como la idea de una resurrección, de un renacer derivado de la periodización de la Historia de los historiadores humanistas. Para estos la historia se dividía en dos grandes periodos totalmente diferentes: la Antigüedad y el que sucede a la caída del Imperio Romano. Se realizó entonces una valoración entusiasta por el ideal y la belleza de las obras antiguas en contraposición por el carácter bárbaro de las realizaciones medievales.

En relación con el arte se produjo una actitud análoga. Para el arte y la arquitectura, la vuelta al primer plano de los modelos de la Antigüedad (cultura clásica grecorromana), supone la incorporación de un nuevo repertorio de temas iconográficos y de nuevos recursos formales. La Antigüedad se convirtió en el modelo y la norma para el arte del presente, fue un mito permanente y una constante referencia cultural. Lo cual no quiere decir que llegase a ser un modelo académico único y excluyente.

Los modelos de la Antigüedad sirvieron sobre todo como fundamento y referencia para el nuevo lenguaje, a veces para imitarlo y otras muchas para intentar superarlo. El estudio de la Antigüedad estimuló también el estudio de la naturaleza, propiciando la investigación de las leyes y normas de los nuevos principios compositivos, como en el caso de las matemáticas y la geometría, se aplicarían a las relaciones artísticas.